En mi sueño, estoy de pie en un salón muy grande. Estoy allí como un observador. Es como si nadie me viera o supiera que estoy allí, pero puedo ver y escuchar todo lo que ocurre. Veo un grupo de hombres congregados y sentados junto a una mesa. Están vestidos de ropas antiguas, como en los tiempos bíblicos. Detrás de los hombres hay un rollo fijado a la pared que dice, "LOS GRANDES EDUCADORES." Volteo hacia la izquierda y veo que un hombre entra y se aproxima a ellos.
El hombre explica que Dios le ha dicho que debe construir un arca. Dijo que se le habían dado las dimensiones, así como instrucciones específicas de cómo construirlo. Los hombres se dirigen los unos a los otros y discuten el asunto. Entonces uno de ellos dice, "No, Noé, tenemos que meditar, orar, y evaluar esa conversación que dices que tuviste con Dios. Necesitamos esperar y ver. No debiéramos precipitarnos con estas cosas. Tenemos que estar seguros que no era Satanás el que te hablaba."
Observo como Noé regresa vez tras vez tras vez. Se presenta ante los hombres para decir que Dios le ha dicho repetidas veces que es imperativo que construya un arca. Los "Grandes Educadores" insisten que este un mensaje de esa índole no puede tomarse apresuradamente, sino que a veces toma muchos años para comprender. Le dicen que uno tiene que contemplar con oración cuidadosa la validez de estas pláticas que él dice que tiene con Dios. Siguen cuestionando si no será Satanás quien le habla.
La misma situación continúa por 120 años. Finalmente Noé entra y explica que Dios dijo que Él se ha propuesto hacer caer una gran lluvia que va a inundar la tierra. Los hombres exclaman, "¡Lluvia! Jamás ha llovido. Parece que Satanás te está confundiendo." Otro dice, "Noé, tienes que abandonar esto, de otra manera tanto tú como tu familia se van a perder."
Entonces oigo una voz, como la de un narrador, que dice, "Entonces llovió 40 días y 40 noches. En el día 46, Dios metió la mano al fango y dijo, 'Volvamos a crear al hombre a nuestra imagen.'"