En mi sueño me encuentro solo, caminando por un sendero rodeado de árboles. Está tan trillado que la tierra está muy lisa. Sopla un aire fresco y dulce. De repente, tres ángeles descienden frente a mí. Al aterrizar, sus alas se doblan, se doblan otra vez, y se vuelven a doblar. Se me acercan y anuncian que han sido enviados para caminar conmigo y contestar mis preguntas. Les digo que tengo muchas preguntas. Uno de los ángeles, alto y de aspecto noble, me sonríe. Cuando trato de hacer contacto ocular, mira hacia otra dirección o hacia otro ángel. Me interroga, “¿Cuáles son tus preguntas?” Le digo, “Me preocupan mucho los que participan en los días de fiestas judías y celebran esas costumbres antiguas. He leído y observado cómo se visten, bailan y cumplen varios ritos. También tengo preguntas acerca del código bíblico. ¿Será verdad que un individuo puede buscar en la Biblia y hallar un mensaje secreto en distintos pasajes? Le hago otras preguntas, pero me interrumpe. El ángel dice, “Como no entiendes ciertas costumbres bien fundadas en varios estudios, encuentras que las cosas son distintas de cómo crees que debieran ser. Si ciertos grupos quieren celebrar un antiguo rito judío con cantos y danzas, no te corresponde decir que es algo malo simplemente porque viste cosas en un sueño contrarias a lo que ahora te estoy mostrando son correctas. ¡El enemigo quiere que todos amen y adoren a Dios a su manera!” Entonces añade, “Tocante al código bíblico, hay mucho que se puede encontrar si uno tan sólo saca tiempo para estudiar y buscarlo allí. Encontrarás tantas verdades, desde lo más pequeño en la tierra hasta la galaxia más grande en el universo.” Entonces otro ángel dice, “Debes retroceder y escudriñar de nuevo las cosas que has dicho. No comprendiste lo que se te mostró. No comprendiste las cosas que dijiste respecto a los versículos bíblicos, Joe Crews, y Doug Batchelor. Los escritos de Elena de White son en su mayoría cosas que ella sentía. Y tú estás haciendo lo mismo ahora, ¿cierto?” Creo que tengo mucho que aprender de ellos, pero me parece que algo anda mal. Quiero mirarlos en los ojos, pero cada vez que lo intento, miran en otra dirección.
De repente, me detengo y los miro cara a cara. Se voltean y piden que siga caminando con ellos. Les pregunto, “¿Cómo me llamo? ¿Cuál es mi nombre nuevo celestial? Quiero que me digan el nombre que vi en mi sueño en la mesa en el cielo. Quiero escuchar el mismo nombre que se me ha dicho antes.” Uno de los ángeles se impacienta y dice, “El nombre no es importante, y tenemos mucho más que compartir contigo. Olvida todo ese asunto del nombre y sigamos adelante.” Miro al otro ángel que siempre está hablando y le digo, “No, yo no voy a seguir caminando hasta que me digan mi nombre nuevo.” Me dice, “Bueno, pues, te lo diré. Sé que antes hemos dicho que eres el atrevido.” Me sonríe y me tranquilizo. Al mirarlo, me parece que todo anda bien. Entonces comienza a decir un nombre que no reconozco. Miro directo hacia arriba y clamo en alta voz, “¡Padre mío! En el nombre de Jesús, ¡AUXILIO!” Antes que pueda terminar de decir la palabra ¡AUXILIO!, el cielo se abre como si se enrollara una alfombra.1
Rápidamente, muchos ángeles vienen y se paran delante de mí para impedir que los primeros tres ángeles se me acerquen. Varios tienen escudos y espadas brillantes que parecen ser de oro puro. Entonces el ángel que anteriormente me ha dicho que le llame “el Heraldo”, se aparece delante de mí. Les pide a los ángeles con los escudos que ayuden a los tres ángeles a apartarse de mí. Entonces les dice a los tres ángeles que jamás se acerquen a uno de los que forman “éstos son”.2El Heraldo me mira y sonríe de manera que se ven sus hoyuelos. Miro sus ojos y veo gran amor y paciencia. Me llama por mi nombre celestial (el nombre que deseaba escuchar, pero sólo recuerdo durante un sueño). Me dice, “Todo el cielo estaba observando y esperando que clamaras pidiendo auxilio. Hemos estado esperando por ustedes, los ‘éstos son’, porque tienen una gran obra que hacer.”3
Todavía sonriendo, mi ángel dice, “¿Me permites tu mano derecha otra vez? Le extiendo la mano derecha. Él la toma, y siento paz y seguridad. Me dice, “Hay más que mostrarte.” Ascendemos y pronto estamos en el pasillo que he visto en sueños anteriores. Atravesamos la pared a un cuarto donde hay mucha gente. Algunos no son importantes y otros, sí lo son. Algunos no tienen mucha educación, y otros, sí. Muchos trabajan en servicio a otros. No conozco a nadie. Le pregunto al ángel, “¿Quiénes son estas personas?” Me dice, “Observa atentamente.” Observo a un hombre que está hablando. Está lleno de grasa desde la cabeza hasta los pies. Parece que ha estado trabajando con un automóvil. Habla como alguien sin educación, pero conocedor de asuntos mecánicos. De repente, una luz desde lo alto lo rodea. Pareciera que su gorro se ha encendido de fuego. El hombre habla de nuevo, y puede hablar como alguien conocedor. Sale y habla con muchos que se congregan alrededor. Les habla del amor de Jesús, como tenemos que aceptarlo como nuestro mejor Amigo, y como debemos aceptar y creer que Él murió por nosotros. Mucha, mucha, mucha gente se reúne alrededor y acepta a Jesús.
Volviendo a mirar al cuarto donde me encuentro, veo a otro hombre. Sé que es un individuo que recoge basura y limpia cuartos de baño. Carga escoba y trapeador. Tiene la espalda doblada de tanto inclinarse para limpiar. La luz desciende resplandeciente sobre él y parece que su cabello se enciende. Suelta la escoba y el trapeador. Ahora sostiene una Biblia y un libro del Espíritu de Profecía. Se endereza su espalda y sale del cuarto. Muchos lo rodean y él comienza a compartir cosas de la Biblia y el Espíritu de Profecía.
Volteo y vuelo a mirar el cuarto. Veo a alguien que me doy cuenta es un prisionero que ha hecho algo malo. Le pregunto al ángel, “¿Todavía es prisionero, o ha sido puesto en libertad?” Mi ángel me sonríe con tanta paciencia, me aprieta la mano un poco y me dice, “Observa.” Una luz celestial brilla sobre el prisionero y la parte superior de su cabeza parece encenderse. Sale y comienza a hablar con muchos otros vestidos como él. Muchos, muchos, muchos se reúnen y lo escuchan. Muchos caen de rodillas clamando a Jesús por el perdón de sus pecados.
Volteo y veo a un hombre con una pala en la mano derecha. Calza botas pesadas de trabajo, cubiertas de lodo. Su cara está sucia con señas de sudor. Una luz brilla desde lo alto y su yelmo protector parece encenderse. Sale y comienza a hablar.4
Miro a mi ángel, el cual todavía me tiene de la mano, y le pregunto, “¿Cuándo sucederá esto?” Salimos del cuarto y nos paramos en el pasillo. Vuelvo a preguntar, “¿Cuándo ocurrirá el evento que acabo de ver?” Él me pregunta, “¿Qué es lo que crees que viste?” Le contesto, “¿Acaso no fue el derramamiento del Espíritu Santo?” Él me dice, “Ven.” Me toma de la mano y me lleva a un cuarto grande que veo es una panadería. Están haciendo el pan a mano. El ángel me llama la atención a un área. Me pregunta, “¿Ves como esa persona mezcla todos los ingredientes y amasa el pan? ¿Es eso un pan?” Le contesto, “No”. Me dice, Fíjate allá como el pan se asienta y se levanta, y después lo vuelven a amasar. ¿Es un pan?” Yo le contesto, “No.” Me dice, “Mira hacia allá. ¿Ves como el pan se ha vuelto a levantar? ¿Es un pan?” “No,” le contesto. Me dice, “Mira hacia allá. ¿Ves como están colocando los panes en el horno? ¿Es un pan?” Le contesto, “No.” Me dice, “Mira hacia allá donde están sacando el pan del horno. ¿Es un pan?” “Sí,” le contesto. Entonces me pregunta, “Pero, ¿se puede comer?” No estoy seguro de lo que me está diciendo. Me sonríe, me aprieta la mano, y dice, “Mira hacia allá. ¿Ves a alguien que toma el pan ya fresco, lo rebana en tajadas parejas y rectas, y entonces lo coloca dentro de una bolsa plástica? ¿Es ahora un pan?” Le contesto, “Sí. Pero, ¿qué es lo que me quiere decir? Me mira, sonríe y contesta, “Hay un buen olor aquí, ¿no es cierto?”
Salimos y de nuevo nos encontramos en el pasillo. Mi ángel dice, “No es cualquier cosa el hacer pan.”5
Yo le digo, “Tengo algunas preguntas.”6 Me sonríe, sin soltarme la mano, y dice, “Ven acá y nos sentaremos en este sofá. ¿Qué es lo que deseas saber?” Le contesto, “Sé que me mostró algo tocante a las personas que tenían trompetas sobre una mesa y como habían hecho un monumento con el número 2012, pero no lo entiendo. ¿Están equivocados en lo que están haciendo, o están haciendo lo que Dios quiere que hagan?” Mi ángel contesta, “¿Qué más deseas saber?” Le contesto, “He leído de mucha gente que dice que uno puede buscar en la Biblia y hallar mensajes ocultos para explicar las cosas que están pasando hoy en día.” Me dice, “Dime las otras preguntas.” Le hago más preguntas. Él dice, “El Gran Consolador me ha enviado para que puedas enseñar a otros. Ven, quiero mostrarte algo.”Caminamos hacia la pared y estamos a punto de atravesarla, pero él me detiene y me llama por mi nombre celestial. Me dice, “Te tengo de la mano y no te voy a soltar. Te voy a mostrar algo que debes compartir. Es importante que la gente comprenda esto.” Atravesamos la pared. En un salón grande varios grupos están sentados estudiando y discutiendo detalles finitos.7
También discuten sobre la manera cómo debemos creer, cómo lo que han hallado debe ser considerado la verdad, y cómo pueden comprobar sus estudios. Utilizando computadoras potentes, un grupo escribe palabras hasta que logran que digan lo que ellos quieren. Otro grupo se arrodilla con algo sobre la cabeza que parece un mantel. Argumentan sobre lo que se les ha mostrado y claman, “¡Ay de la persecución que estamos sufriendo! ¡Ay de nosotros!” Le pregunto al ángel, “¿Por qué practica ese rito el grupo que acabamos de ver? ¿Acaso era una costumbre de los días cuando Jesús fue crucificado en la cruz?” Mi ángel me tiene asido fuertemente de la mano y no dice ni una palabra. Caminamos un poco más dentro del salón. Hay un grupo muy pequeño de personas orando de rodillas. No discuten, sino que oran, lloran y piden el perdón de sus pecados. Repasan los eventos de sus vidas y tratan de recordar cualquier pecado que necesita ser perdonado.8 Alrededor de este grupo hay muchos ángeles arrodillados junto con ellos, consolándolos y con el brazo derecho alrededor de ellos.Mi ángel se voltea hacia mí y dice, “Ahora debo mostrarte nuevamente lo que el Gran Instructor te mostró. Sé valiente, seguro que yo no te soltaré. No temas, porque el Gran Consolador me ha enviado para que tú enseñes a otros. Aférrate a tu valor, seguro que yo no te soltaré. No debes compartir los detalles de esto, pero sí puedes describirlo en forma breve. Si das detalles en tu descripción, yo te corregiré.” Atravesamos una pared en el pasillo y observamos desde una altura grande mientras varios eventos transcurren en la tierra. Yo pregunto, “¿Ocurrirán estas cosas antes de la ley dominical?” Él me contesta, “Esto se llevará a cabo pronto.” Observo que Dios permite que Satanás cause problemas sobre la faz y debajo de la faz de la tierra. Muchas, muchas, muchas ciudades caen. Perece un sinnúmero de gente. El cielo se tuerce y mueve y muchos rayos de electricidad caen sobre la tierra. Grandes objetos redondos golpean la tierra, sacudiéndola. El agua cubre muchos edificios. Mucha, pero mucha gente es destruida.9
Le pregunto al ángel, “¿Acabará con todos?”10 Me aprieta la mano. La tierra cesa de temblar, el viento hace que el polvo se disipe, y el agua baja. La destrucción muestra cuánto nos odia Satanás.11 En las calles, muchos comienzan a clamar en alta voz, “¡Debemos confesar a Dios nuestros pecados! ¡Tenemos que demostrar que no somos malos! ¡Todos debemos asistir a la iglesia cada semana!”Mi ángel me lleva nuevamente al pasillo, me da una gran sonrisa y dice, “Tengo una sorpresa para ti. Ahora debo llevarte a un lugar más.” Caminamos al otro lado del pasillo. Coloca su mano derecha contra la pared y suelta mi mano derecha. Trato de tomar su mano, pero me sonríe y dice, “No te preocupes. Así debe ser. Ha terminado nuestro viaje de hoy, pero te volveré a ver pronto.” Le digo, “Pero, tengo preguntas que necesitan respuesta.” Coloca su mano izquierda sobre mi hombro y dice, “Atraviesa la pared.” Le pregunto, “¿Viene conmigo?” Me contesta, “Sigue siendo el atrevido.”
Atravieso la pared y llego a otro cuarto donde veo a Jesús de pie. Me espera con los brazos abiertos. Corro hacia Él, lo rodeo con mis brazos y clamo, “¡No quiero irme jamás!” Se ríe y extiende su mano para enjugar mis lágrimas.12
“Sé que tienes muchas preguntas. ¿Acaso no envié al Espíritu Santo para guiar y acompañarte?”13 Me llama por mi nombre celestial y dice, “Ya te he mostrado mucho y te he dado mucha confianza.14 Mi pueblo sabe que ya vuelvo, cosa que les estás diciendo. Respecto a las preguntas que le hiciste a mi Heraldo, ustedes deben prepararse como recipientes limpios donde Yo pueda morar. He dicho, ‘Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos.’ “Muchas de las tradiciones de cuando yo estaba en la tierra ya no son. El estudio de los ritos antiguos es una estratagema de Satanás para mantenerlos en un sendero equivocado. Ya te lo he mostrado. Lo único que pido ahora es que me ames y obedezcas mis mandamientos.15 No lo he hecho difícil de entender. No está escondido en mi libro. Yo jamás escondería nada de quienes amo. Muchos están perdiendo tiempo valioso escudriñando temas antiguos de los siete truenos, cuando sería mejor dedicar ese tiempo a la preparación para mi retorno. Satanás desea que pierdan tiempo en estudios que no son importantes para su preparación. Yo he dicho muy claramente que hay que preparar una vasija donde pueda derramar mi Espíritu. Pronto derramaré mi Espíritu y habrá recipientes sucios. En ellos no puedo morar. Ustedes deben permanecer en el sendero y apoyar y rendir homenaje a aquéllos que hacen lo que pido. Las cosas que le mandé a mi Heraldo que te mostrara acontecerán, pero no hasta que Yo lo permita."16Entonces Jesús coloca sus manos sobre mis hombros y me mira con esos ojos llenos de amor.17
Dice, “A aquéllos de los “éstos son’, prepárense para ser una vasija que mi Espíritu puede llenar.18 Nuestro Padre espera esto.” Jesús sonríe y siento mucha paz. Me acerco a Él y nuevamente siento sus brazos alrededor mío. Le digo que quiero quedarme allí con Él. Me abraza estrechamente, da un paso hacia atrás y dice, “Pronto. Pero debes permanecer fiel a Mí. Viviremos juntos por la eternidad.”191. | ↑ | Apocalipsis 6:14 El firmamento desapareció como cuando se enrolla un pergamino, y todas las montañas y las islas fueron removidas de su lugar. |
2. | ↑ | 2 Corintios 11:14 Y no es de extrañar, ya que Satanás mismo se disfraza de ángel de luz. Apocalipsis 16:13-14 Y vi salir de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boda del falso profeta tres espíritus malignos que parecían ranas. Son espíritus de demonios que hacen señales milagrosas y que salen a reunir a los reyes del mundo entero para la batalla del gran día del Dios Todopoderoso. Isaías 8:20 ¡Aténganse a la ley y al testimonio! A quienes no se atengan a esto, no les ha amanecido. 1 Juan 4:1 Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas. Proverbios 26:25 No lo creas, aunque te hable con dulzura, porque su corazón rebosa de abominaciones. |
3. | ↑ | Mateo 6:8 No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan. |
4. | ↑ | Joel 2:29En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre los siervos y las siervas. Salmo 19:7 La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo. Hechos 2:2-4 De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. |
5. | ↑ | 1 Corintios 10:17 Hay un solo pan del cual todos participamos; por eso, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo. 2 Corintios 2:15 Porque para Dios nosotros somos el aroma de Cristo entre los que se salvan y entre los que se pierden. |
6. | ↑ | Santiago 1:5 Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y Él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. |
7. | ↑ | Mateo 23:24 ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito pero se tragan el camello. |
8. | ↑ | 1 Juan 1:9 Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. |
9. | ↑ | Apocalipsis 16:19 La gran ciudad se partió en tres, y las ciudades de las naciones se desplomaron. Dios se acordó de la gran Babilonia y le dio a beber de la copa llena del vino del furor de su castigo. |
10. | ↑ | Ezequiel 9:8 Y mientras mataban, yo me quedé solo, caí rostro en tierra y grité: ¡Ay, Señor y Dios! ¿Descargarás tu furor sobre Jerusalén y destruirás a todo el resto de Israel? |
11. | ↑ | Juan 8:44 Ustedes son de su padre, el Diablo, cuyos deseos quieren cumplir. Desde el principio éste ha sido un asesino, y no se mantiene en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando miente, expresa su propia naturaleza, porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira! 1 Pedro 5:8 Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar. |
12. | ↑ | Apocalipsis 21:4 Él les enjugará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir. |
13. | ↑ | Lucas 11:13 Pues ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan! |
14. | ↑ | 1 Tesalonicenses 1:5 Porque nuestro evangelio les llegó no solo con palabras sino también con poder, es decir, con el Espíritu Santo y con profunda convicción. Como bien saben, estuvimos entre ustedes buscando su bien. |
15. | ↑ | Juan 14:15Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Apocalipsis 14:12¡En esto consiste la perseverancia de los santos, los cuales obedecen los mandamientos de Dios y se mantienen fieles a Jesús! |
16. | ↑ | Apocalipsis 7:1, 3 Después de esto vi a cuatro ángeles en los cuatro ángulos de la tierra. Estaban allí de pie, deteniendo los cuatro vientos para que éstos no se desataran sobre la tierra, el mar y los árboles… "¡No hagan daño ni a la tierra, ni al mar ni a los árboles, hasta que hayamos puesto un sello en la frente de los siervos de nuestro Dios!" |
17. | ↑ | Proverbios 8:17 A los que me aman, les correspondo; a los que me buscan, me doy a conocer. |
18. | ↑ | Isaías 66:20 Y a todos los hermanos que ustedes tienen entre las naciones los traerán a mi monte santo en Jerusalén, como una ofrenda al Señor… Los traerán como traen los israelitas, en recipientes limpios, sus ofrendas de grano al templo del Señor. |
19. | ↑ | Apocalipsis 21:3 Oí una potente voz que provenía del trono y decía: "¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios." |