En mi sueño me encuentro parado afuera, en un área de estacionamiento. Veo a un hombre vestido de blanco, prestando atención a un auto amarillo que está frente a mí. Yo sé que él es un mecánico entrenado para reparar solamente el Corvette ZR1. El Heraldo también se encuentra allí y me pregunta, “¿Qué ves frente a ti?” Le digo que es un Corvette ZR1. Me pregunta, “¿Cómo lo sabes?” Le contesto, “Porque tiene los emblemas del Corvette ZR1 por todo el auto, y también tiene el diseño distintivo del ZR1.” Abro la puerta del conductor y enciendo el motor. El sonido del motor y del sistema de escape son característicos del ZR1. Entonces el Heraldo me pregunta, “¿Así que sabes que es un ZR1 por sus emblemas, su diseño, el sonido del motor y del escape?” Le contesto, “Sí.”
Entonces, el Heraldo va hacia el auto, levanta el capó y pasa la mano por encima del área del motor donde se encuentra el emblema del Corvette ZR1, y éste desaparece. Después, pasa la mano sobre el resto de los emblemas, y todos desaparecen. Luego viene hacia mí y me pregunta, “¿Qué clase de auto es éste? “ Le contesto que todavía es un Corvette ZR1. Me pregunta, “¿Cómo lo sabes?” Le contesto, “Por su aspecto.” Camino hacia el auto y enciendo el motor. Le digo que el motor y el sistema de escape todavía suenan como un ZR1. Apago el motor y salgo del auto. El Heraldo pregunta, “De manera que, aunque se le hayan quitado todos los emblemas, ¿todavía es un Corvette ZR1?”
Me muevo hacia atrás al ver que varios hombres vestidos de blanco se acercan para atender el auto. Sé que estos son mecánicos entrenados, cuya única especialidad en la reparación del Corvette ZR1. Los hombres trabajan debajo del capó, en distintas partes del auto y en su interior. Ellos trabajan como si ése fuese el único y el más importante auto del mundo, como si dependiese de ellos verificar que ese auto nuevamente sea capaz de lucir orgullosamente los emblemas del Corvette ZR1.
El Heraldo explica, “Así es en la iglesia escogida de Dios. Su pueblo anda por el sendero que Él ha trazado. Ellos parecen Adventistas del Séptimo Día. Hablan como Adventistas del Séptimo Día. Viven cada día como Adventistas del Séptimo Día. Pero, si alguien viniese y les quitase sus ‘emblemas,’ ¿no serían ellos todavía Adventistas del Séptimo Día?” Tu Padre Celestial está al tanto de un problema continuo y creciente que tiene su pueblo que vive la vida de un verdadero Adventista del Séptimo Día, y que ha sido censurado y desfraternizado, porque los ancianos y pastores se han colocado por encima del Padre Celestial, quien está allí para guiarlos en el área de la consejería espiritual. Ellos no le piden ayuda para obrar con los individuos que pueden necesitar dirección en su vida diaria. Según ellos, los verdaderos Adventistas del Séptimo Día no cumplen con sus propios criterios no-bíblicos. Debido a que ellos mismos a menudo no siguen las instrucciones y consejos que el Padre Celestial les ha dado, borran de la iglesia a los creyentes escogidos de Dios, especialmente a aquéllos que rehúsan unirse a los que han aceptado el sendero de la apostasía y espiritismo difundidos a través de la iglesia. Es triste ver a ancianos y pastores de la iglesia que no cumplen con los consejos que se les han dado.
Los pastores y los ancianos han llegado a ser partícipes de los pecados de otros, porque no se han arrepentido de sus propios pecados. Jesús, el Gran Escritor, ha ordenado estas palabras: “...Si uno descuida el deber que Cristo ordenó en cuanto a restaurar a quienes están en error y pecado, se hace partícipe del pecado…. Mientras tratamos de corregir los errores de un hermano, el Espíritu de Cristo nos inducirá a escudarle en lo posible de la crítica aun de sus propios hermanos, y tanto más de la censura del mundo incrédulo. Nosotros mismos erramos y necesitamos la compasión y el perdón de Cristo, y él nos invita a tratarnos mutuamente como deseamos que él nos trate.’ Todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.’ Obráis como embajadores del cielo, y lo que resulte de vuestro trabajo es para la eternidad.” (El Deseado de todas las gentes, 441-442)
El Heraldo me mira y me explica que la iglesia del Padre Celestial ha actuado mal con muchos que se han pronunciado por la verdad; que aquéllos quienes se consideran a sí mismos con alta autoridad, han condenado y desfraternizado a los escogidos de Dios. Él dice que algunos han pecado, pero que la iglesia se apresuró demasiado a despedirlos en vez de tener en cuenta su salvación eterna. El Gran Juez también observa aquéllos que continúan viviendo en pecado abierto y que no han sido borrados, porque los líderes los estimulan y ayudan a destacarse en cargos de la iglesia.”
Entonces el Heraldo pregunta, “¿Recuerdas cuántos mecánicos estaban atendiendo el auto cuando recién llegamos?” Le contesto que había uno sólo, y el Heraldo me pregunta, “¿Y, cuántos ves ahora?” Le contesto que hay varios mecánicos trabajando solamente en este auto. El continúa explicando que aun con los emblemas removidos, ese auto todavía es una maquina muy preciosa para los mecánicos, para los cuales cada auto tiene un valor único y especial.
Entonces el Heraldo me pregunta, “Cuántos ancianos y pastores han visitado o escrito a los que han sido censurados o desfraternizados? ¿Cuántos han llamado y preguntado, ‘Cómo anda tu vida espiritual?’ ¿Cuántos de los que han sido entrenados en los mejores centros educativos realmente se interesan por las almas? ¿Cuántos los han invitado para regresar a sus antigua iglesia? ¿Cuántos ancianos han visitado a esas personas para preguntarles cómo anda su valor, para animarlos y orar con ellos? Muchos actúan como si la desfraternización fuese una simple despedida de un empleado. Jesús, tu Salvador, murió por esas almas, con la esperanza de que ellos no se perdiesen.”
“Hay muchos que dicen ser cristianos pero no andan, hablan, ni actúan como cristianos. Si no siguen a Cristo, siguen a Satanás. No se puede seguir a ambos. Aquéllos que tienen a su pastor en alta estima deben investigar privadamente si ese pastor realmente está obrando como pastor o si trabaja sólo para recibir un sueldo. ¿Está ganando almas o acumulando puntaje ante su dirigente? ¿Está ese pastor formando miembros fuertes o sólo estadísticas? ¿Serán miembros que van a ser desfraternizados, a menos que paguen mucho diezmo? Nuestro Padre Celestial está completamente al tanto de los pastores que deben estar guiando sus ovejas, pero muchos de ellos deberían buscar otro campo de trabajo.”
El Heraldo sigue explicando, “Los que ocupan puestos de liderazgo han recibido instrucciones específicas. Está escrito que cuando alguien ha sido censurado o desfraternizado, debería ser atendido como si fuese la única alma en el mundo. Los pastores y ancianos han sido hallados faltos, y distan mucho de llegar a la meta. Cada miembro pregunte, ¿Cuándo fue la última vez que el pastor lo llamó, visitó y oró con él en su hogar? ¿Dónde están los pastores que verdaderamente se preocupan por las almas? Cuándo alguien va a la iglesia, ¿está recibiendo alimento espiritual o sólo está siendo entretenido?”
El Heraldo termina diciendo, “El Corvette es un ejemplo de cómo un verdadero Adventista del Séptimo Día no necesita tener un emblema externo. Un Adventista del Séptimo Día genuino necesita ser alimentado, pero a menudo el que debería estar alimentando necesita ser alimentado. Recuerda que aún sin los emblemas, el Corvette ZR1 era en realidad un Corvette ZR1. Así es con un verdadero Adventista del Séptimo Día. Dios mira el corazón, los pensamientos, las palabras y acciones.” El Heraldo sonríe y explica que la verdadera iglesia de Dios no consiste de un edificio. Consiste de los que viven cada día la verdadera vida de Cristo, y cada momento como un verdadero Adventista del Séptimo Día. La verdadera iglesia de Dios permanecerá firme.
Alza tus ojos, p. 313
“Dios posee una iglesia. No es una gran catedral, ni la iglesia oficial establecida, ni las diversas denominaciones; sino el pueblo que ama a Dios y guarda sus mandamientos. "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mat. 18: 20). Aunque Cristo esté aun entre unos pocos humildes, ésa es su iglesia, pues sólo la presencia del Alto y Sublime que habita la eternidad puede constituir una iglesia.”