En este sueño estoy parado en el lado derecho de un transportador inmenso y muy hermoso. Soy incapaz de comprender su anchura ni su longitud. Su aspecto y diseño expresan un amor divino de belleza infinita. Su color es el blanco más blanco—una blancura que nadie en la tierra ha visto jamás. Para añadir a su belleza, mezclados con la pintura hay diamantes perfectamente triturados. Cada pizca de diamante fue tallada perfectamente, permitiendo que los rayos de luz hagan relucir, cual arco iris, los hermosos colores de los diamantes. El transportador tiene llantas tan altas como un edificio de tres pisos y tan anchas como un carril de tránsito. Por el frente, tanto por el lado derecho como el izquierdo, el transportador tiene 3 llantas y 3 ejes que están girados como si el transportador estuviese a punto de doblar hacia la derecha. En la derecha e izquierda de la parte trasera hay 7 ejes con 3 llantas en cada eje. Sé que hay un total de 48 llantas.
Entonces veo a mucha gente alrededor y les comienzo a decir que fuerzas malignas han profanado este transportador hermoso. Les llamo la atención a una parte muy alta en el costado del transportador. Les señalo letras grandes, profundamente talladas. Una vez estaban rellenadas con oro de 24 quilates, pero ahora las letras consisten de cavidades vacías que deletrean “Iglesia Adventista del Séptimo Día.” Noto que por todos los lados de este transportador, hay grafiti de símbolos espiritistas y señales paganas. Clamo a todos que éste es un transportador hermoso y que todos deberíamos trabajar juntos para quitar el grafiti. Les digo que adentro hay lugar amplio para todos, que no se den por vencidos ni se vayan. Les digo que el boleto de entrada ya ha sido pagado; no hay costo alguno. Les digo que todos deberíamos entrar al transportador.
Mensajes Selectos, tomo 2, pp. 436-437
Satanás llevará a cabo sus milagros para engañar y establecerá su poder por encima de todo lo demás. Puede parecer que la iglesia está por caer, pero no caerá. Ella permanece en pie, mientras los pecadores que hay en Sion son tamizados, mientras la paja es separada del trigo precioso. Es una prueba terrible, y sin embargo tiene que ocurrir. Nadie fuera de aquéllos que han estado venciendo mediante la sangre del Cordero y la Palabra de su testimonio serán contados con los leales y los fieles, con los que no tienen mancha ni arruga de pecado, con los que no tienen engaño en sus bocas. Debemos despojarnos de nuestra justicia propia y vestirnos con la justicia de Cristo.