Verdaderamente valoro los esfuerzos de cada uno de vosotros en el ministerio—las grandes luchas que están llevando a cabo con Dios. Sé que Dios ha dicho que quiénes somos no es importante, pero me alegra saber que ustedes existen y luchan mucho junto con mi querido Jesús.
Hoy, mis amigos, quería compartir con ustedes que nosotros también estamos en la lucha, que somos felices en las cosas que el Señor nos permite pasar, sean fáciles, duras, fuertes o complicadas. Hemos aprendido a ser muy felices.
Les comento, hermanos, que hemos aprendido que, mientras estemos en esta tierra dispersos por el mundo en distintos lugares, es muy bonito que podamos animarnos unos a otros con cartas de amor y esperanza de parte de Jesús.
“Jehová te bendiga, y te guarde; Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz”. Números 6:24-26.