Romanos 9:27
También Isaías clama tocante a Israel: Si fuere el número de los hijos de Israel como la arena del mar, tan sólo el remanente será salvo.
Mateo 22:14
Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 72
Se me ha mostrado que la incredulidad en cuanto a los testimonios ha estado aumentando gradualmente a medida que el pueblo va desviándose de Dios. Es algo que ha penetrado nuestras filas y que se ha extendido por todo el campo. Pero muy pocos conocen lo que nuestras iglesias han de experimentar. Vi que en la actualidad estamos bajo la clemencia divina, pero nadie sabe por cuánto tiempo más será así. Ninguno conoce cuán grande ha sido la misericordia de que hemos sido objetos. Muy pocos se dedican a Dios de corazón. Hay solamente unos pocos que cual estrellas en una noche tormentosa brillan aquí y allá entre nubes.
The Signs of the Times (Las Señales de los Tiempos), 12 de marzo de 1894
Habrá un remanente que cumplirá con la voluntad de Dios. [Trad.]
The Ellen G. White 1888 Materials (Los Materiales de Elena G. de White sobre el 1888), p. 878
Dios tendrá un pueblo remanente purificado, emblanquecido y probado. [Trad.]
Testimonios para la Iglesia, tomo 2, p. 396
. . . sólo un pequeño número de los que ahora profesan creer en la verdad serían al fin salvos -no porque no podían ser salvos, sino porque no quisieron ser salvos del modo indicado por Dios. El camino señalado por nuestro divino Señor es demasiado angosto y la puerta demasiado estrecha para admitirlos mientras que estén sujetos al mundo o mientras abriguen egoísmo o pecado de cualquier tipo. No hay lugar para estas cosas; y sin embargo hay sólo pocos que aceptan separarse de ellas, para poder andar por la senda angosta y entrar por la puerta estrecha.
Signs of the Times (Las Señales de los Tiempos), 8 de febrero de 1910
Bajo los símbolos del gran dragón bermejo, una bestia semejante a un leopardo, y una bestia con cuernos como de cordero, fueron presentados a Juan los gobiernos de la tierra que de manera especial pisotearían la ley de Dios y perseguirían a su pueblo. Su guerra se llevará a cabo hasta el fin del tiempo. Al pueblo de Dios, simbolizado por una mujer santa y sus hijos, se los representa como una minoría pequeña. En los últimos días, sólo queda en existencia un remanente. Juan se refiere a ellos como “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Cristo Jesús”. [Trad.]
Los Hechos de los Apóstoles, p. 427
Mirando hacia adelante a través de los siglos hasta el tiempo del fin, Pedro fue inspirado a señalar las condiciones que habrían de existir en el mundo precisamente antes de la segunda venida de Cristo. “En los postrimeros días vendrán burladores—escribió,—andando según sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? porque desde el día en que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el principio de la creación.” Pero “cuando dirán, Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción de repente.” 1 Tesalonicenses 5:3. No todos, sin embargo, serían engañados por los artificios del enemigo. Cuando el fin de todas las cosas terrenales esté cerca, se encontrarán fieles creyentes capaces de discernir las señales de los tiempos. Aunque un gran número de creyentes profesos negarán su fe por sus obras, habrá un remanente que resistirá hasta el fin.
Mensajes Selectos, tomo 2, p. 422
Cuando se invalide la ley de Dios la iglesia será zarandeada por pruebas terribles, y una proporción más elevada de la que ahora anticipamos, prestará atención a espíritus seductores y a doctrinas de demonios.
The Signs of the Times (Las Señales de los Tiempos), 22 de abril de 1889
Aunque en el mundo la ley de Dios será invalidada casi universalmente, habrá un remanente de los justos que obedecerá los requerimientos de Dios. [Trad.]
Testimonios para la iglesia, tomo 1, p. 527
. . . Se me mostró el hecho alarmante de que tan sólo una pequeña porción de los que ahora profesan la verdad se dejarán santificar por ella y serán salvos. Muchos se apartarán de la sencillez de la obra. Se conformarán al mundo, se aferrarán a los ídolos y se transformarán en muertos espirituales. Los humildes y abnegados seguidores de Jesús seguirán avanzando a la perfección, dejando atrás a los indiferentes y los amadores del mundo.
Primeros Escritos, p. 88
Vi con qué rapidez este engaño [el espiritismo] se estaba difundiendo. Me fue mostrado un tren de coches de ferrocarril que iba con la rapidez del rayo. El ángel me invitó a mirar cuidadosamente. Fijé los ojos en el tren. Parecía que el mundo entero iba a bordo de él. … Luego me mostró al conductor, que parecía una persona de porte noble y hermoso aspecto, a quien todos los pasajeros admiraban y reverenciaban. Yo estaba perpleja y pregunté a mi ángel acompañante quién era. Dijo: “Es Satanás. Es el conductor que asume la forma de un ángel de luz. Ha tomado cautivo al mundo. Se han entregado a poderosos engaños, para creer una mentira, y ser condenados. Su agente, el que le sigue en orden, es el maquinista, y otros de sus agentes están empleados en diferentes cargos según los necesite, y todos se dirigen hacia la perdición con la rapidez del rayo.” Pregunté al ángel si no quedaba nadie. Me invitó a mirar en la dirección opuesta, y vi una compañía pequeña que viajaba por una senda angosta. … Todos parecían estar firmemente unidos, vinculados por la verdad.
Esa pequeña compañía parecía agobiada, como si hubiese pasado por severas pruebas y conflictos. Parecía como que el sol acabara de salir detrás de una nube y resplandecía sobre sus rostros, dándoles aspecto triunfante, como si sus victorias estuviesen casi ganadas.
Testimonios para la Iglesia, tomo 9, p. 186
La iglesia remanente será puesta en grandes pruebas y dificultades. Los que obedecen los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús experimentarán la ira del dragón y de sus huestes. Satanás considera que los habitantes del mundo son súbditos suyos y ha obtenido control sobre las iglesias apóstatas; pero hay un grupo pequeño que resiste su supremacía. Si pudiera borrarlos de la faz de la tierra, su triunfo sería completo. Así como influyó sobre las naciones paganas para que destruyeran a Israel, así también en el futuro cercano instará a los poderes malvados del mundo a que destruyan al pueblo de Dios. Se requerirá de todos que obedezcan los edictos humanos en violación de la ley divina. Los que permanezcan fieles a Dios y al deber serán amenazados, denunciados y proscritos. Serán traicionados y “entregados aun por vuestros padres, hermanos, y parientes, y amigos” Lucas 21:16.
A Fin de Conocerle, p. 354
Satanás introducirá fábulas agradables en la mente de los que no aman la verdad. Acusará con airado celo a los observadores de los mandamientos... Satanás reclama para sí el mundo, pero hay un grupo pequeño que resiste sus engaños y lucha denodadamente por la fe que una vez fue dada a los santos. Satanás se empeña en destruir a ese pueblo. Pero Dios es su torre de fortaleza. Levantará por ellos estandarte contra el enemigo. Será para ellos “escondedero contra el viento” y “refugio contra el turbión”, y “como sombra de gran peñasco en tierra calurosa. Isaías 32:2. Les dirá: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos”. Isaías 26:20, 21. “Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido”. Isaías 35:10.
Testimonios para la iglesia, tomo 5, p. 127
Pronto los hijos de Dios serán probados por intensas pruebas, y la gran proporción de los que ahora parecen ser sinceros y fieles resultarán ser vil metal. En vez de ser fortalecidos y confirmados por la oposición, las amenazas y los ultrajes, se pondrán cobardemente del lado de los opositores. La promesa es: “Yo honraré a los que me honran” 1 Samuel 2:30.