La carta circular de G. Edward Reid de marzo, 2008
En el Capítulo 1, se hace referencia a la carta circular que el pastor Reid envió en marzo de 2008. Este anexo contiene la sección de la carta circular que trata de Ernie Knoll.
Fuente: http://www.adventiststewardship.org/images/1707/pdf/Mar08.doc
Un Profeta Falso del Diezmo Tengo mucho interés personal en las profecías y le doy gracias a Dios por haber decidido usar ese modo de comunicación con los seres humanos. Sabemos que cerca del fin habrá profetas falsos. Solamente en Mateo 24, Jesús nos advierte cuatro veces que estemos alertas en cuanto a profetas falsos. Sin embargo, no podemos simplemente descartar a cualquiera que diga que es guiado por Dios. Nos aconsejó Pablo, "No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno" (1 Tes. 5:20-21). Por lo tanto, cuando un individuo dice que habla de parte de Dios, debemos probar sus consejos por la Palabra de Dios para determinar la veracidad del consejo. Hace poco varias personas me han llamado la atención a los 'sueños' de un tal Ernie Knoll. Él dice ser un Adventista del Séptimo Día que está recibiendo sueños de Dios acerca de la condición de la iglesia y lo que va a caer sobre la tierra. Es interesante que en su "sueño" del 5 de febrero de 2008, él presenta varias notas al pie de la página con citas de la Biblia y del Espíritu de Profecía. Jamás he visto sueños con notas al pie de la página, pero al evaluar ése, veo que da 'consejos sobre el diezmo' directamente en contra de lo que yo ya sé es verdad. El "consejo falso" es: "Es importante que el pueblo de Dios comprenda que, aunque es importante devolver el diezmo al almacén de Dios, es de igual importancia comprender la manera en que se están usando los fondos. Si un individuo está dando dinero y se entera que los fondos no se están usando conforme a la voluntad de Dios, a ese individuo se le pedirán cuentas." Es totalmente falso decir que el individuo donante de diezmos y ofrendas es responsable por cualquier mala administración de parte de los dirigentes de la iglesia. No hay ningún lugar en la Biblia—ni en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento—donde Dios le haya dicho a sus seguidores que retengan sus diezmos o los dirijan hacia otro sitio cuando los dirigentes de la iglesia los están malversando. De hecho, ¡la única ofrenda que Jesús jamás comendó fue cuando la viuda pobre dio sus dos moneditas (al parecer todo lo que ella tenía) a una iglesia que estaba a punto de crucificarlo! (Ver Marcos 12:41-44). |
En nuestro sitio web de la NAD (División Norteamericana), bajo la lengüeta del diezmo, tenemos dos documentos muy pertinentes que tratan precisamente este asunto. Se titulan "Timely Counsels" (Consejos Oportunos) y "The Work in Michigan" (La Obra en Michigan). He aquí algunas citas representativas: "Algunos no han estado satisfechos y han dicho, 'Yo ya no pagaré mi diezmo, porque no tengo confianza en la manera cómo se manejan las cosas en el centro de la obra.' Pero, ¿robaréis a Dios porque no creéis que no se maneja bien la obra? Plantead vuestra queja clara y abiertamente, con un espíritu correcto, a los individuos apropiados. Enviéis vuestras peticiones para que los asuntos se ajusten y pongan en orden; pero no os retiréis de la obra de Dios y seáis hallados infieles porque otros no estén actuando debidamente." 9T 249 [Trad.] El otro artículo menciona: "¿Acaso no podéis ver que no es lo mejor retener vuestros diezmos y ofrendas bajo ninguna circunstancia debido a que no estáis de acuerdo con todo lo que hacen vuestros hermanos? Los diezmos y ofrendas no pertenecen a ningún ser humano, sino que deben usarse para hacer cierta obra para Dios. Puede ser que algunos ministros indignos reciban parte de los recursos recogidos de esa manera, pero, a causa de esto ¿se atreverá alguien a retener de la tesorería y arrostrar la maldición de Dios? Yo no me atrevo." 2 Sermons and Talks (Sermones y charlas, tomo 2), p. 74 [Trad.] Hay varias citas en los escritos de Elena de White donde ella menciona que los que son fieles en devolverle a Dios lo que le pertenece, "no perderán su recompensa," pero aquéllos (de los dirigentes de la iglesia) que malversen los fondos tendrán que rendir cuentas de su mala mayordomía. (Ver 2 Testimonies (Testimonios para la Iglesia), pp. 518-519). El asunto fundamental aquí es que cuando hacemos el papel de donantes, debemos ser fieles en devolverle a Dios lo que él requiere a través del alfolí de su casa. Una vez que el dinero llega a ese lugar, los encargados tienen la responsabilidad de usarlo conforme al plan de Dios. |